Esta lectura singular de la “primera toma” de una realidad que se objetiva a partir de un material bruto informe ..., paisaje todavía sin categorías que necesita de los ojos y la pluma del testigo directo para dotarse de significado, obliga al periodista en la calle a convertirse en el sistema perceptivo-sensorial de un grupo humano llamado a aceptarlo como su Tiresías, es decir, su médium, translator entre la “verdad” oculta y sus fieles argonautas